miércoles, 12 de diciembre de 2012


Los antipsicóticos (neurolépticos) empeoran el autismo.

Una  afirmación así, a secas, podría ser catalogada como irresponsable, si no si no se hiciese en el contexto de la ausencia de cambios en la práctica psiquiátrica, que deberían darse en respuesta a los datos que están saliendo en los últimos años sobre los efectos de los neurolépticos, en estudios sobre esa gran dama de la psiquiatría para la que han sido “desarrollados”: la esquizofrenia. Así lo que parece irresponsable es que la prescripción de anti-psicóticos sigue afianzándose hasta ser los fármacos de mayor facturación en los USA, y este crecimiento incluye su uso en el autismo.

Wikipedia. Distonia neuroléptica (tortícolis espasmódica)

Tengamos el valor de mirar a aquellos datos que indican que el uso de anti-psicóticos empeoraría el autismo: Estudios  publicados concluyentemente en Archives of General Psychiatry en 2011, dejan fuera de dudas que la atrofia cortical y la reestructuración cerebral, que dogmáticamente se afirmaba eran causadas por un proceso neurotóxico subyaciendo la esquizofrenia, son en realidad causadas por el uso de antipsicóticos. Se trataría de un proceso en el que el bloqueo de neurotrasmisores particularmente de dopamina,  se seguiría de intentos de compensación de ese bloqueo y su progresivo agotamiento.


Esto puede tener, con diferentes frecuencias  y dependiendo del fármaco y el paciente, diversas manifestaciones clínicas. Primero, los síntomas agudos y generalmente reversibles extra-piramidales (SEPs)  como el pseudo-Parkinson y con el tiempo una pérdida de efectividad  y, a medida que esta habituación avanza o por reducciones en la medicación o cambios en el organismo, a episodios de agitación, angustia y agresividad, y a otros SEPs, que como las distonias y disquinesias tardías pueden tener difícil remedio. Los SEPs no son siempre fáciles de diferenciar de las resistencias, estereotipias y manierismos del autismo.  Este “empeoramiento” se atribuiría al autismo mismo, lo que  podría llevar a subidas de medicación y polifarmacia, y a una escalada de esos procesos.

Veamos que nos cuentan dos videos, el primero de una niña con disquinesia neuroléptica aguda,  que tardó varios meses en curarse, el segundo sobre la acatisia neuroléptica en personas enfermas crónicas de psicosis. La acatisia, el más frecuente de los SEPs,  tiende a aparecer con aumentos de medicación; es reversible pero muchas veces ignorada o mal diagnosticada como “hiperactividad”, “agitación” etc  lo que lleva a más medicación, y esto a una experiencia confusa, torturante e incluso alguna vez al suicidio:




Es difícil ver como una reestructuración cerebral, expresión de una intoxicación neuroléptica progresiva, podría mejorar el aprendizaje en el autismo, particularmente cuando éste no es un trastorno psiquiátrico. El autismo es un trastorno neuropsicológico, es decir producto de un cableado cerebral erróneo o dañado en los primeros años del desarrollo o incluso antes y una cuarta parte de los afectados sufrirá brotes epilépticos.
 
Es verdad que las “estereotipias”, las “resistencias”,  la “ agresividad” o la “irritabilidad autista” impiden el funcionamiento “normal” del aula o de dispositivos asistenciales y así dificultan el aprendizaje o la labor. Pero aparte de las dudas que existen acerca de la eficacia de los antipsicóticos en esos síntomas, estudios en animales de laboratorio, pensados para la investigación de la rehabilitación del trauma cerebral en humanos, ponen en evidencia que los anti-psicóticos impiden tal rehabilitación. Además esos estudios en animales indican que tanto la inhibición del aprendizaje como la progresiva re-estructuración,  empezarían pronto en el curso de la intoxicación neuroléptica. Y no queremos meternos en este hilo en lo que, dejando de lado las consecuencias para la salud misma, pueden suponer subjetivamente, y por tanto con consecuencias en las conductas, los cambios hormonales y metabólicos que tarde o temprano afectarán a una buena parte de pacientes.

Así  es el camino hacia el SDIN (síndrome de deficiencias inducidas por neurolépticos); y muchos hemos visto a algún que otro discapacitado psíquico y/o afectado de autismo en aparente bradiquinesia, abulia, y hasta en silla de ruedas con aparentes SEP’s tórpidos y discapacitantes, y algunos nos hemos preguntado qué era que. Pues bien seamos responsables y hagamos la siguiente pregunta:

¿Es el balance beneficio/riesgo de los anti-psicóticos tan positivo como muchos parecían pensar hace 5 o 6 años y algunos aun afirman? Yo creo que la “medicina basada en la evidencia” nos daría una respuesta más que rotunda, lo que pasa es que tal MBE es hoy un instrumento del cientifismo, una religión al servicio del poder corporativo y político. La respuesta de una MBE realmente independiente sería: NO, además de las frecuentes reacciones adversas, los antipsicóticos pueden empeorar el autismo.

Spinoff

1 comentario:

  1. Comparto tu apreciación sobre que se esta dando un uso cada vez mayor de los antipsicoticos, los cuales como dices en un aparte " sigue afianzándose hasta ser los fármacos de mayor facturación en los USA" gracias a que se les busca uso en todos los aspectos y para todas los problemas mentales tanto los reales como esquizofrenia, psicosis, en el caso que tu hablas del autismo, como para los creados como el TDA, asperger, estres posttraumatico y otros.
    En mi caso, tenga yo o no un problema mental real, los he usado por prescripción de psiquiatras, sintiendo muchos de los efectos secundarios de que has hablado (como el pseudo-Parkinson), para mi su efecto es muy claro: Opacar y ralentizar el funcionamiento del cerebro, por lo que puede ser de alguna utilidad como calmante de personas en estados alterados extremos, pero todo indica que para los demas usos que se le pretende dar causan mas daño que beneficio.
    En mi caso tuve un fuerte brote psicotico, o como cumunmente se dice me enloquecí de un momento a otro (segun el ultimo psiquiatra que me trato me dijo que sufría de trastorno bipolar 1) y se me administró antipsicoticos para calmarme y parece que esto funcionó, sin embargo, se me siguio administrando como preventivo para otros posibles brotes causandome mas perjuicios que beneficios.
    He seguido lidiando con un problema que siento me afecta, he sentido que vuelvo hacia algo parecido a la crisis que sufrí pero mediante un esquema que me forme con base en tratamientos que se me recetaron, tomo medicamentos que son antipsicoticos y otros denominados anticonvulsivos que me ayudan a controlar los sintomas hasta que logro tenerlos para mi parecer controlados a partir de entonces los reduzco hasta dejar de tomarlos, para despues vivir periodos bastante prolongados libre de sintomas extremos pero tambien sin usar medicación.
    He visto tus comentarios en el blog de postpsiquiatria y comparto tu punto de vista respecto a que muchos de los desarrollos en medicamentos para problemas mentales obedecen mas a un criterio mercantilista que a una busqueda cientifica de soluciones a diversos problemas de salud de las personas.

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